domingo, 17 de septiembre de 2017

Sujeto cero: Segmento 3A

SEGMENTO 3A



No transcurre mucho tiempo desde que me levanto hasta que salgo de casa. Estoy deseando charlar con mi compañero para proseguir con mi investigación. Ayer no quedamos a ninguna hora en concreto, pero es porque sabemos que quedar en la cafetería significa hacerlo antes de entrar a trabajar, sobre las 8:30. Son muchos los cafés que nos hemos tomado juntos a lo largo de los años y si de alguien me fío de lo que me pueda contar es de Javier.

Cuando entro él ya se encuentra allí, en la misma mesa de siempre, la del fondo. No hay nadie más en el café. Me acerco a la mesa y me siento a su lado. Ya ha pedido mi café cortado.


-Buenos días Javier.
-Buenos días Morales. Acaban de traer el café, todavía estará muy caliente.
-Gracias. Estoy preocupado. Es la primera investigación que me encargan y que todo el mundo me diga que no me esfuerce por resolverla me molesta bastante porque no sé qué base tienen para decirme eso. El hecho de que no me pudieses contar nada en la oficina solo me hace sospechar que es algo más grande de lo que pueda imaginar.
-Bueno- comienza él – Tampoco vayas a creer que es algo de gran importancia, es solo que hay cosas que es mejor no hablarlas en el trabajo. Ya sabes que todos tenemos una opinión, pero si la misma difiere de los que dirigen el cotarro puede suponer algo negativo para ti.
-Nunca he tenido problema alguno al respecto en el trabajo- le digo
-Porque siempre has sido muy reservado Morales y nunca has opinado de nada realmente importante. ¿Cuándo fue la última vez que discutiste con alguien de política? Es más, ¿cuándo fue la última vez que escuchaste a alguien en la oficina hablar de política?
-Nunca, la verdad- admito. –Ya sabes que de lo único que se suele discutir en la oficina es de deportes.
-Eso es porque es un tema vacío, que no hace daño a nadie.
-¿A qué te refieres?- le pregunto intrigado
-A que lo que opines sobre un partido o tu equipo favorito no va a suponer un problema para nadie ni nadie se va a sentir ofendido al respecto. Sin embargo, si hablas de política puedes levantar suspicacias.
-Yo pensaba que, en general, todo el mundo tiene una forma de pensar parecida en el trabajo en lo concerniente al gobierno.
-Ese es el problema. Todos piensan igual, o eso parece, y si alguno de nosotros mostramos opiniones diferentes puede traernos problemas.
-Creo que estás exagerando- le digo
-¿Te acuerdas de Manuel?- me pregunta
-Claro. Era aquel chaval que ingresó con las mejores notas de la academia y que pidió traslado al distrito Oeste un mes después de comenzar a trabajar con nosotros.
-Esa es la versión oficial. El caso es que investigué por mi cuenta y descubrí que nunca llegó a la oficina del distrito Oeste. No tenían ninguna orden de cambio ni conocían a nadie con su nombre y apellidos.
-Qué extraño. ¿Y por qué nos tendrían que decir una cosa si no era real?
-Porque a Manuel le gustaba compartir sus opiniones con cualquiera que le escuchase y no era precisamente partidario del statu quo.
-¿Insinúas que se deshicieron de él?- pregunto con miedo a la posible contestación.
-Estoy seguro que ello. De qué forma no lo sé, pero está claro que pasó mucho más de lo que nos quisieron contar.
-¿Y qué relación tiene todo esto con la resolución de mi caso?
-En el fondo es lo mismo- comienza él -¿Has visto las estadísticas del último año? ¿Y del año anterior?
-Sí, es una de las cosas que me gusta hacer a la vuelta de las vacaciones de invierno.
-¿Y no te extraña que sean tan buenas? ¿Cuántos asesinatos se han registrado en el último año? ¿Y en los cuatro anteriores?
-Es cierto que el crimen ha descendido a mínimos históricos, pero ¿no puede deberse a que realizamos un mejor trabajo y contamos con más medios?
-Es una visión muy ingenua del tema Morales. La verdad es que no tenemos ni más personal que hace seis años ni más medios. Sin embargo, las estadísticas de suicidios han subido. Si te das cuenta estos números no influyen en la tasa de criminalidad ya que van a parte. Por eso todos los asesinatos se clasifican como suicidios en una semana o así desde que inicia la investigación.
-¿Y si la investigación se resuelve?
-Desde que estoy aquí no he visto ni una sola acabar en asesinato. Ni un solo culpable imputado o pruebas medianamente fuertes de que ha sido otra cosa que un suicidio.
-¿Crees que se sabotean las investigaciones a propósito?- pregunto
-Algo de eso hay, sospechamos que incluso las escenas del crimen están manipuladas antes de que lleguemos los detectives.
-¿Sospechamos?- pregunto extrañado ante el cambio de sujeto
-Verás Morales. Fuera del trabajo formo parte de un pequeño grupo de personas que pensamos diferente.
-Nunca me has hablado de ello- le increpo
-Porque nunca he llegado a estar totalmente seguro de que no fueses como los demás. Por muy bien que me caigas las apariencias son las mismas en todos nosotros, la uniformidad es escalofriante una vez comienzas a fijarte. Sin embargo, ahora con todas tus sospechas sobre la investigación, me ha quedado claro que hay algo que no te cuadra con el sistema. Este grupo del que te estoy hablando es algo de lo que nadie puede saber Morales. A pesar de que te parezca algo sin importancia un comentario fuera de lugar puede ocasionarnos muchos problemas.
-No te preocupes por mí, soy una tumba al respecto. De todas formas, pretendo seguir investigando el caso del que me han hecho cargo. Si no consigo nada en una semana veremos qué sucede.
-Me parece bien- me dice. –De cualquier manera, no fuerces las cosas o acabarás teniendo problemas con alguien. No me gustaría que te sucediese nada malo, pienso que puedes ser un activo importante para nuestro grupo. Si te interesa nos reunimos una vez a la semana en un local de uno de nosotros. Me gustaría que te pasases por una de nuestras reuniones.
-Posiblemente lo haga. Con toda esta conversación tengo que reconocer que has conseguido picarme y quiero saber qué está sucediendo de verdad, especialmente en el departamento. ¿Qué día os reunís?
-Los viernes- me indica
-En dos días entonces. De acuerdo, mañana contacto contigo a la salida del trabajo y me das instrucciones de cómo llegar.
-Deja que yo me ponga en contacto contigo. Toda precaución es poca. Hasta entonces ninguna mención de esta reunión.
-Por supuesto- le aseguro.


Cuando me quiero dar cuenta ha pasado casi una hora desde que llegué a la cafetería por lo que salimos y nos dirigimos a la oficina para comenzar a trabajar. Allí cada uno va a su despacho y no intercambios palabra en toda la jornada. Ha conseguido hacerme sospechar de cosas que no me planteaba anteriormente y ha dificultado mi investigación con la que no se qué hacer ahora. Mi idea es llegar a resolverla, pero no sé si eso es posible.





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