SEGMENTO
3A
No
transcurre mucho tiempo desde que me levanto hasta que salgo de casa.
Estoy deseando charlar con mi compañero para proseguir con mi
investigación. Ayer no quedamos a ninguna hora en concreto, pero es
porque sabemos que quedar en la cafetería significa hacerlo antes de
entrar a trabajar, sobre las 8:30. Son muchos los cafés que nos
hemos tomado juntos a lo largo de los años y si de alguien me fío
de lo que me pueda contar es de Javier.
Cuando
entro él ya se encuentra allí, en la misma mesa de siempre, la del
fondo. No hay nadie más en el café. Me acerco a la mesa y me siento
a su lado. Ya ha pedido mi café cortado.
-Buenos
días Javier.
-Buenos
días Morales. Acaban de traer el café, todavía estará muy
caliente.
-Gracias.
Estoy preocupado. Es la primera investigación que me encargan y que
todo el mundo me diga que no me esfuerce por resolverla me molesta
bastante porque no sé qué base tienen para decirme eso. El hecho de
que no me pudieses contar nada en la oficina solo me hace sospechar
que es algo más grande de lo que pueda imaginar.
-Bueno-
comienza él – Tampoco vayas a creer que es algo de gran
importancia, es solo que hay cosas que es mejor no hablarlas en el
trabajo. Ya sabes que todos tenemos una opinión, pero si la misma
difiere de los que dirigen el cotarro puede suponer algo negativo
para ti.
-Nunca
he tenido problema alguno al respecto en el trabajo- le digo
-Porque
siempre has sido muy reservado Morales y nunca has opinado de nada
realmente importante. ¿Cuándo fue la última vez que discutiste con
alguien de política? Es más, ¿cuándo fue la última vez que
escuchaste a alguien en la oficina hablar de política?
-Nunca,
la verdad- admito. –Ya sabes que de lo único que se suele discutir
en la oficina es de deportes.
-Eso
es porque es un tema vacío, que no hace daño a nadie.
-¿A
qué te refieres?- le pregunto intrigado
-A
que lo que opines sobre un partido o tu equipo favorito no va a
suponer un problema para nadie ni nadie se va a sentir ofendido al
respecto. Sin embargo, si hablas de política puedes levantar
suspicacias.
-Yo
pensaba que, en general, todo el mundo tiene una forma de pensar
parecida en el trabajo en lo concerniente al gobierno.
-Ese
es el problema. Todos piensan igual, o eso parece, y si alguno de
nosotros mostramos opiniones diferentes puede traernos problemas.
-Creo
que estás exagerando- le digo
-¿Te
acuerdas de Manuel?- me pregunta
-Claro.
Era aquel chaval que ingresó con las mejores notas de la academia y
que pidió traslado al distrito Oeste un mes después de comenzar a
trabajar con nosotros.
-Esa
es la versión oficial. El caso es que investigué por mi cuenta y
descubrí que nunca llegó a la oficina del distrito Oeste. No tenían
ninguna orden de cambio ni conocían a nadie con su nombre y
apellidos.
-Qué
extraño. ¿Y por qué nos tendrían que decir una cosa si no era
real?
-Porque
a Manuel le gustaba compartir sus opiniones con cualquiera que le
escuchase y no era precisamente partidario del statu quo.
-¿Insinúas
que se deshicieron de él?- pregunto con miedo a la posible
contestación.
-Estoy
seguro que ello. De qué forma no lo sé, pero está claro que pasó
mucho más de lo que nos quisieron contar.
-¿Y
qué relación tiene todo esto con la resolución de mi caso?
-En
el fondo es lo mismo- comienza él -¿Has visto las estadísticas del
último año? ¿Y del año anterior?
-Sí,
es una de las cosas que me gusta hacer a la vuelta de las vacaciones
de invierno.
-¿Y
no te extraña que sean tan buenas? ¿Cuántos asesinatos se han
registrado en el último año? ¿Y en los cuatro anteriores?
-Es
cierto que el crimen ha descendido a mínimos históricos, pero ¿no
puede deberse a que realizamos un mejor trabajo y contamos con más
medios?
-Es
una visión muy ingenua del tema Morales. La verdad es que no tenemos
ni más personal que hace seis años ni más medios. Sin embargo, las
estadísticas de suicidios han subido. Si te das cuenta estos números
no influyen en la tasa de criminalidad ya que van a parte. Por eso
todos los asesinatos se clasifican como suicidios en una semana o así
desde que inicia la investigación.
-¿Y
si la investigación se resuelve?
-Desde
que estoy aquí no he visto ni una sola acabar en asesinato. Ni un
solo culpable imputado o pruebas medianamente fuertes de que ha sido
otra cosa que un suicidio.
-¿Crees
que se sabotean las investigaciones a propósito?- pregunto
-Algo
de eso hay, sospechamos que incluso las escenas del crimen están
manipuladas antes de que lleguemos los detectives.
-¿Sospechamos?-
pregunto extrañado ante el cambio de sujeto
-Verás
Morales. Fuera del trabajo formo parte de un pequeño grupo de
personas que pensamos diferente.
-Nunca
me has hablado de ello- le increpo
-Porque
nunca he llegado a estar totalmente seguro de que no fueses como los
demás. Por muy bien que me caigas las apariencias son las mismas en
todos nosotros, la uniformidad es escalofriante una vez comienzas a
fijarte. Sin embargo, ahora con todas tus sospechas sobre la
investigación, me ha quedado claro que hay algo que no te cuadra con
el sistema. Este grupo del que te estoy hablando es algo de lo que
nadie puede saber Morales. A pesar de que te parezca algo sin
importancia un comentario fuera de lugar puede ocasionarnos muchos
problemas.
-No
te preocupes por mí, soy una tumba al respecto. De todas formas,
pretendo seguir investigando el caso del que me han hecho cargo. Si
no consigo nada en una semana veremos qué sucede.
-Me
parece bien- me dice. –De cualquier manera, no fuerces las cosas o
acabarás teniendo problemas con alguien. No me gustaría que te
sucediese nada malo, pienso que puedes ser un activo importante para
nuestro grupo. Si te interesa nos reunimos una vez a la semana en un
local de uno de nosotros. Me gustaría que te pasases por una de
nuestras reuniones.
-Posiblemente
lo haga. Con toda esta conversación tengo que reconocer que has
conseguido picarme y quiero saber qué está sucediendo de verdad,
especialmente en el departamento. ¿Qué día os reunís?
-Los
viernes- me indica
-En
dos días entonces. De acuerdo, mañana contacto contigo a la salida
del trabajo y me das instrucciones de cómo llegar.
-Deja
que yo me ponga en contacto contigo. Toda precaución es poca. Hasta
entonces ninguna mención de esta reunión.
-Por
supuesto- le aseguro.
Cuando
me quiero dar cuenta ha pasado casi una hora desde que llegué a la
cafetería por lo que salimos y nos dirigimos a la oficina para
comenzar a trabajar. Allí cada uno va a su despacho y no
intercambios palabra en toda la jornada. Ha conseguido hacerme
sospechar de cosas que no me planteaba anteriormente y ha dificultado
mi investigación con la que no se qué hacer ahora. Mi idea es
llegar a resolverla, pero no sé si eso es posible.
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