lunes, 24 de septiembre de 2018

La lluvia



La lluvia era tan intensa que no se atrevían a abandonar el resguardo del techo bajo el que se encontraban desde hacía media hora. El cielo no mostraba claro alguno que hiciese presagiar que en poco tiempo la situación fuese a cambiar y el agua ya corría por las calles cuesta abajo sin que nada la detuviese.

Se trataba de la excusa perfecta para quedarse allí los dos, sin poder ir a ninguna parte como habían planeado, sin poder evitar mirarse y hablar de aquello que llevaban un tiempo tratando de esquivar. 

Poco a poco las palabras iban saliendo, primero tímidamente como si se tratase de decir algo que provocase que la otra persona terminarse la frase y diese pié al tema que ambos temían tocar. 

En apenas unos minutos estaban hablando como siempre lo habían hecho, como si nunca hubiesen discutido ni dicho nada en los últimos días. Las palabras surgían con facilidad y poco a poco lo que antes parecía más importante iba convirtiéndose en algo trivial e incluso ingenuo. 

Cuando quisieron darse cuenta hacía un rato que había terminado de llover. De la misma manera en que el cielo parecía clarear su situación se re-encauzaba al punto del que nunca debió salir. Y, a pesar de que algunas cosas dejan un poso en nuestra alma que puede que nunca nos abandone, otras dejan una marca reconocible simplemente para advertirnos de que nunca más debemos pasar por ahí.

(Esta historia forma parte del libro Pequeñas historias, relatos y pensamientos que se puede comprar a través de Amazon en el siguiente enlace)